El Parlamento Europeo

Imagen: El Rapto de Europa de Tiziano, 1561. Representa el secuestro por parte de Zeus en forma de toro de la fenicia Europa, que es llevada a Creta donde el dios revelará su auténtica identidad y ella se convertirá en la primera reina de la isla. El nombre de las tierras e islas del mar Egeo y su continente se denominaría posteriormente con el nombre de la reina. Fuente.

El próximo domingo día 26 de mayo de 2019 se celebran elecciones al Parlamento Europeo. El Parlamento Europeo es la institución de la Unión Europea (UE) que representa a sus ciudadanos mediante sufragio directo, universal, libre y secreto cada 5 años. Sus funciones son legislativas, presupuestarias y de control político.

El Parlamento se compone de 751 representantes, llamados Eurodiputados. La unidad electoral es el Estado y cada miembro de la UE tiene asignados un número de escaños acorde a su población. En 2014 los países con más escaños del parlamento fueron: Alemania con 96, Francia con 74, Reino Unido con 73, Italia con 73, España con 54 y Polonia con 51.

Actualmente varios grupos políticos componen la Eurocámara, las definiciones presentadas a continuación son bastante simplificadas, solamente para dar una idea de la tendencia política de cada grupo parlamentario:

  • El Partido Popular Europeo, conservadores liberales, de centro-derecha. 216 representantes.
  • La Alianza Socialista Europea, socialdemócratas, de centro-izquierda. 185 representantes.
  • El Grupo Conservador Europeo, conservadores, de derechas. 77 representantes.
  • La Alianza Liberal, liberales, de centro. 69 representantes.
  • La Confederación de Izquierda Europea, comunistas, de izquierdas. 52 representantes.
  • Grupo de Los Verdes, ecologistas, de centro-izquierda. 52 representantes.
  • Europa de la Libertad, euro-escépticos, de derechas. 42 representantes.
  • Movimiento de las Naciones, nacionalistas, de extrema derecha. 36 representantes.
  • No inscritos, aglutina a varios partidos de diversa índole. 20 representantes.

Aunque parezca algo alejado de las vidas de los ciudadanos de la UE, el Parlamento y el resto de instituciones europeas marcan mucho el desarrollo, la economía y las libertades que nos afectan a todos. Desde el Tratado de Maastricht de 1993 se ha ido ampliando y mejorando la Unión hasta llegar a 28 países, con una moneda única (a pesar de su desventajas en algunos aspectos), la libre circulación de los ciudadanos de los estados miembros y un Banco Central. La UE ha permitido regular de forma efectiva el comercio internacional, la pesca, la agricultura, el medio ambiente y el desarrollo regional creando una normativa que permea a los niveles inferiores: estados, regiones y municipios. Lógicamente aún queda mucho por hacer y los retos como la migración, el envejecimiento, el cambio climático, las energías renovables, el turismo, las nuevas tecnologías, las industrias en decadencia, los paraísos fiscales y el desempleo son los frentes más acuciantes en la actualidad.

El presupuesto europeo se dedica a fomentar la competitividad, la educación y el empleo (45%), ayudas económicas por fluctuaciones del mercado (31%), desarrollo rural (11%), política exterior y de cooperación internacional (6%), administración interna (6%), ciudadanía, seguridad y justicia (1%) como gastos principales. El presupuesto equivale a un 1,27% del PIB de los países miembros.

Uno de los símbolos de la UE es el Himno de Europa, formado a partir de la Novena Sinfonía en Re menor (Op. 125) de Ludwig van Beethoven de 1824. El compositor utilizó el poema Oda a la Alegría (An die Fraude – A la Alegría) de Friedrich von Schiller de 1785 como inspiración y el actual himno es un arreglo de Herbert von Karajan que se adoptó como oficial en 1985. Aunque oficialmente no tiene letra para evitar que un idioma sea predominante frente a otros, reproducimos aquí la primera estrofa del poema de Schiller del principio del cuarto movimiento de la sinfonía:

Freude, schöner Götterfunken,
Tochter aus Elysium!
Wir betreten feuertrunken,
Himmlische, Dein Heiligtum.
Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng getheilt,
Alle Menschen werden Brüder,
Wo Dein sanfter Flügel weilt.

¡Alegría, bella centella de los dioses,
Hija del Elíseo!
Entramos embriagados de entusiasmo,
Ser celestial, en tu santuario.
Tu hechizo une de nuevo
Lo que las estrictas normas han dividido,
Todas las personas se convierten en hermanas
Allá donde reposan tus suaves alas.

Himno de Europa interpretado por la Wiener Philharmoniker y Franz Welser-Möst. Sarajevo (Bosnia y Herzegovina), 2014.

El año sin verano

El volcán que heló Europa

Imagen: El Canal de Chichester de J. M. W. Turner (1928). Los colores amarillentos del ocaso de esta pintura y el cielo gris que observaba Turner se deben a la presencia de azufre y ceniza volcánica en la atmósfera.

La erupción del volcán indonesio Tambora en la isla de Sumbawa en 1815 provocó un importante enfriamiento en muchos lugares del planeta en los años posteriores. El volcán tiene registradas erupciones en 1819, 1880 y 1967, pero la de 1815 provocó desastres de origen volcánico que no se habían visto en 1300 años. Las islas del archipiélago de Sumbawa quedaron cubiertas por cenizas de varios metros de espesor, provocando la muerte de sus habitantes. Durante varios días las negras nubes del volcán cubrieron el cielo 300 Km a la redonda y la lava vertida al mar provocó un tsunami. Olas de dos metros de altura llegaron a distancias de 1600 Km desde Sumbawa y se estiman 88.000 fallecidos.

Además de los efectos locales una gran masa de polvo de sulfuro fue proyectada hacia la estratosfera. Se estiman más de 150 millones de toneladas de polvo por encima de los 15 Km de altura (unos 100 Km³). El tamaño tan fino de las partículas les impidió caer hasta el nivel del mar durante años y además hacerlas casi imperceptibles al ojo humano. Los vientos atmosféricos llevaron este polvo a todas las partes del globo, incluyendo los polos, durante los años posteriores a la erupción. William J. Humprheys en 1913 logró relacionar la ola de frío veraniega del año 1816 en Europa con las erupciones de volcanes del siglo XIX (1809, 1812, 1813 y 1814). En 1970 Hubert Lamp estableció una escala de medida del polvo volcánico emitido desde 1500 a 1960 que fue posteriormente desarrollada por Newhall y Self (VEI), lo que ayudó a confirmar la influencia de Tambora en el año sin verano de 1816.

En ese año se percibió polvo en suspensión en los cielos de Europa, volviéndolos grises, y puestas de sol de un color intenso debido a ese polvo. Durante los meses de verano se registraron temperaturas medias casi 4 grados más bajas de lo habitual y también se vieron grandes tormentas de granizo e inundaciones en el continente. Pero lo que chocaba más a la población eran las repentinas olas de frío que reducían las temperaturas de unos calurosos 26 grados hasta 7, con nevadas incluidas. Las cosechas se perdían o atrasaban, el ganado moría y la población pasó bastantes penurias durante ese año, se consideró un desastre agrícola en Nueva Inglaterra, el Canadá atlántico y Europa Occidental. Hay que tener en cuenta que el planeta estaba ya bajo un enfriamiento climático desde el siglo XIV que había estado provocando malas cosechas habitualmente.

La influencia de este clima tan adverso no fue solamente en los aspectos puramente físicos. El arte también cambió debido al insólito verano de 1816, creándose obras que afectarían a la cultura europea de los siguientes 200 años. Durante ese verano en Suiza el grupo formado por Percy B. Shelley, Lord Byron, John W. Polidori, Mary Godwin y Claire Clairmont pasó unas vacaciones retirado de Gran Bretaña, en la Villa Diodati cerca del lago Ginebra.

Byron había sufrido el rechazo de la sociedad británica, la ruina económica y el fracaso matrimonial con Anne Isabela Milbanke por lo que se instaló en Suiza. En el mes de junio su amigo Shelley le visitó junto a su amante Mary tras haber sido expulsado de la universidad de Oxford y abandonando a su mujer e hijos. Mary Godwin consideraba la residencia de Byron un lugar sagrado que había albergado a autores reputados, como John Milton o Rosseau. Durante días no pudieron salir debido a las fuertes lluvias y con un cielo ennegrecido por el día. Byron compuso el poema Oscuridad en tres días que refleja la pesadumbre y el helado ambiente en el que se encontraban.

El pequeño grupo organizó un juego para entretenerse: inspirados por el lóbrego contexto cada uno debía escribir un relato de terror. Sólo Mary y Polidori acabaron los suyos, pero acabarían siendo obras seminales de la literatura contemporánea, Frankenstein o el Prometeo Moderno y El Vampiro (1819). Polidori era el médico personal de Byron, al cual odiaba en secreto, el protagonista de su novela, Lord Ruthven, era un retrato del poeta en el que desfogaba sus frustraciones al no poder decirle a Byron sus verdaderas opiniones sobre él. La novela estaba basada en la inconclusa Fragmento de una Novela, de Byron, y muestra la visión actual del vampiro romántico que influiría en Carmilla de LeFanu (1827), Berenice de Poe (1835), La Familia Vurdalak de Tolstoi (1839) y Drácula de Stoker (1897).

Frankenstein (1818) es considerada la primera novela de ciencia ficción moderna con amplios rasgos de novela gótica y romántica. Las historias de fantasmas leídas alrededor del fuego y las conversaciones de Mary con su amante Percy sobre alquimia, galvanismo y castillos alemanes inspiraron la historia sobre un científico que crea vida y posteriormente se arrepiente. Además incluye referencias claras al mito de Prometeo, al Paraíso Perdido de Milton y a la Oda del Viejo Marinero de Colleridge. La cantidad de obras derivativas posteriores tanto de literatura, cine, música, cómics y otros es enorme.

La película española Remando al Viento (1987) de Gonzalo Suárez muestra la estancia de los jóvenes en Villa Diodati y las consecuencias en sus vidas en los siguientes años. Ganó los premios a mejor director, mejor fotografía, mejor dirección artística, dirección de producción, vestuario, maquillaje y peluquería de los Premios Goya de 1989. Aunque la película presenta en algunos momentos sucesos que no son ciertos plasma el proceso de la creación literaria y el trasfondo del año sin verano de 1816. El tema principal de la película es la Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis de Ralph Vaughan Williams (1910).

La Roma de los románticos

Primer poema de las Elegías Romanas

Imagen: Columna de Focas (608) y Arco de Séptimo Severo (203) en el Foro Romano, al fondo a la derecha la iglesia de San Lucas y Santa Martina (1635), y a la izquierda parte del monumento a Víctor Manuel II (1911) y de la iglesia de San José de los Carpinteros (1663) en 2013.

Saget, Steine, mir an, o sprecht, ihr hohen Paläste!
Straβen, redet ein Wort! Genius, regst du dich nicht?
Ja, es ist alles beseelt in deinen heilingen Mauern,
Ewige Roma; nur mir schweiget noch alles so still.
O wer flüstert mir zu, an welchem Fenster erblick ich
Einst das holde Geschöpf, das mich versengend erquickt?
Ahn ich die Wege noch nicht, durch die ich immer und immer,
Zu ihr und von ihr zu gehen opfre die köstliche Zeit?
Noch betracht ich Kirch und Palast, Ruinen un Säulen,
Wie ein bedächtiger Mann schiklich die Reise benutz.
Doch bald ist es vorbei; dann wird ein enziger Tempel,
Amors Tempel, nur sein, der den Geweihten empfägnt.
Eine Welt zwar bist du, o Rom; doch ohne die Liebe
Wäre die Welt nicht die Welt, wäre denn Rom auch nicht Rom.

– Johann Wolfgang von Goethe, Römische Elegien

Decidme, piedras ¡Hablad, altos palacios!
Calles ¡solo una palabra! Genio ¿no estás inspirado?
Sí, todo está animado entre tus santos muros,
Eterna Roma; pero conmigo eres silenciosa, tan tranquila.
¿Quién me susurrará? ¿En qué ventana veré
A la hermosa criatura que me deleita y me consume?
Todavía no veo los caminos que recorreré
Para encontrarla y el precioso tiempo sacrificado.
Aún miro iglesias, palacios, ruinas y columnas,
Como acostumbra un hombre reflexivo en un viaje.
Pero pronto se terminará; habrá un único templo,
El templo del Amor, para ser alabado por los devotos.
Eres un mundo, Roma; pero sin el amor
El mundo no sería el mundo, ni Roma sería Roma.

– Johann Wolfgang von Goethe, Elegías Romanas

Heidelberg, ciudad del paisaje romántico

Imagen: Piedra conmemorativa a Eichendorff en Heidelberg en el Philosophenweg (Paseo de los universitarios).

«In dieses Märchens Bann verzaubert stehen
Die Wandrer still. – Zieh weiter, wer da kann!
So hatten sie’s in Träumen wohl gesehen,
Und jeden blickt’s wie seine Heimat an,
Und keinem hat der Zauber noch gelogen,
Denn Heidelberg war’s, wo sie eingezogen.»

– Joseph Freiherr von Eichendorff (1788-1857) studierte 1807-1808 in Heidelberg.

«Por este hechizo de cuento de hadas déjate encantar.
Los viajeros se detuvieron ¿quién podría continuar?
Así lo habían visto en sus sueños,
y a todos les parecía su hogar,
y ninguna magia nunca ha mentido,
se fueron a Heidelberg a mudar.»

– Joseph Freiherr von Eichendorff (1788-1857) estudió de 1807 a 1808 en Heidelberg.

Heidelberg, junto a Dresde y Berlín, se puede considerar uno de los centros del Romanticismo Alemán. Es aquí donde el interés romántico pasa por las leyendas, la historia y el saber popular. Hölderlin llamaba Madre (Mutter) a Heidelberg, y fue tal vez cierto, ya que en la ciudad podemos observar, en cierta medida, el nacimiento del nacionalismo alemán.

Es la vinculación de la tierra natal, el paisaje, con la propia alma, el re-descubrimiento de la historia pasada, de lo que nos une, del recuerdo y, en buena medida, de lo irracional que hay en todos nosotros. Observar el paisaje, lo exterior, era necesario para entenderse a uno mismo, lo interior. Eichendorff creó allí una poesía donde el paisaje es reflejo del alma y Novalis buscó en ese mundo externo la ascensión mística del alma del poeta.

Ya en el siglo XVIII empieza el interés por el paisaje en Alemania, pero no será hasta el XIX cuando, tras las guerras contra Napoleón, ensalcen el Volkgeist, el espíritu común que emana de la tierra, que cala las almas de sus habitantes y se refleja en el paisaje. Gracias al auge del patriotismo y el nacionalismo fruto de las Guerras Napoleónicas se ve en esos cuentos del pasado una manera de restaurar algo que se había perdido, una reacción contra las ideas de la Revolución y a la vez una resistencia contra el invasor extranjero.

La revista Zeitung für Einsiedler (Periódico para eremitas), el equivalente de Heidelberg del Athenäum de Jena, recopila canciones populares e inicia el periodismo político moderno al oponerse a Napoleón en sus textos. Los conocidos hermanos Grimm iniciaron la lingüística y filología alemanas y elaboraron, a partir de tradiciones populares, sus famosos cuentos. La mitología nórdica, la nostalgia y la Edad Media caracterizan al grupo de autores de Heidelberg: Arndt, Arnim, Brentano, Creuzer, Görres, Eichendorff, Motte-Fouqué y Werner [1]

El Romanticismo se expresa como una crisis de consciencia provocada por la Revolución Industrial y la Revolución Francesa, un intento de conciliar la vida moderna de la Ilustración con todo lo anterior. Muestra lo indefenso del individuo frente a la potencia de la máquina y la abrumadora razón y es la sensibilidad de ese individuo (Die Leiden des Jungen Werther) el punto de partida. Es en Alemania entre 1793-1797, en Berlín y en Jena con Shakespeare’s Behandlung des Wunderbaren y Der blonde Eckbert, cuando se da el inicio de una tendencia a sintetizar lo nuevo y lo moderno [2], el primer Romanticismo, el Frühromantik, tras el Sturm und Drang. Entre los años 1806-1808 se produce la cumbre de ese Romanticismo en Heidelberg cuando Arnim y Brentano publican Des Knaben Wunderhorn (una recopilación de antiguas canciones).

Heidelberg destaca en desarrollar el canon romántico de las Geisteswissenschaften (Humanidades), muchas veces con personalidades contradictorias, que intentan encajar la razón y la emoción. La tradición neo-platónica les caracteriza, a veces, queriendo utilizar los nuevos avances de la Ilustración junto a las ideas alquímicas medievales, por ejemplo. Ligado a éstos está el estudio del símbolo, de la lengua, la fonética y del significado propio de Creuzer y también de los Grimm [3].

En definitiva, podemos considerar a la ciudad de Heidelberg como núcleo de la segunda fase del Romanticismo Alemán, el Hochromantik, entre 1800 y 1815. Posteriormente, gracias al esplendor de ciudades como Heidelberg, el Romanticismo alcanzaría gran popularidad, pero ya con menos vitalidad, hasta 1835 con el Romanticismo Tardío, el Spätromantik.

Podemos ver que hay una doble vertiente en la poesía romántica del paisaje: Una interior, de acercamiento a lo divino, del deseo de lo ideal, de Dios y de la consciencia de la imperfección del mundo (Novalis, Hölderlin); mientras hay otra vertiente que percibe ese ideal en la naturaleza, el pueblo y las gestas, más grandes que la vida misma, que éste puede realizar (Eichendorff).

Eichendorff creía que el ser humano debía encontrar la felicidad en el entendimiento de la naturaleza y de sus cambiantes estados de ánimo y aspecto. Los viajes, el amor y la melancolía son partes de un ansía humana que en realidad lo que busca es la paz interior. Aunque muy relacionado con la poesía de otros románticos, Eichendorff parece mucho más positivo en su angustia existencial.

No es el caso de Hölderlin, cuya esquizofrenia afectó en gran medida a su poesía de tintes muy pesimistas. Sus primeras obras cantan a la inocencia del mundo natural mientras que al final de su vida, tras verse también afectado por la muerte de seres queridos, afirma que el mal y la corrupción también existen en la naturaleza y el ser humano es un producto de ellos. Novalis en cambio observa su entorno desde un punto de vista místico, casi mágico. Su objetivo es crear, sintetizar, una armonía a partir de lo material y lo espiritual, de lo natural y de lo divino.

Es el romántico quien cultiva más profundamente el género del paisaje en literatura y pintura, y es en Alemania donde residen sus más ilustres autores. El sentimiento religioso, la alegoría, el interés por lo sobrenatural y la búsqueda de lo celestial empapan las obras de Caspar David Friederich y de Carl Gustav Carus [4]. En conclusión podemos afirmar que la combinación de la cultura, la religiosidad y las peculiaridades paisajistas alemanas producen un sentimiento diferente, una mística nada desdeñable y la ciudad de Heidelberg se convierte en una visita obligada para entender qué fomentó las pasiones románticas del siglo XIX.

[1] Gras Balaguer, M. (1983). El Romanticismo como espíritu de la modernidad. Barcelona: Montesinos, p. 68-71.

[2] Jamme, C. et al. (1998). El movimiento Romántico, Madrid: Akal, p. 12-15.

[3] Ferraris, M. (2002). Historia de la Hermenéutica, México: Siglo XXI, p. 112-114.

[4] Martínez, L. (2007). El paisaje: el Romanticismo como búsqueda de lo sobrenatural, de lo trascendental, de la divinidad en la naturaleza. Valencia: UPV.