Imagen: vertedero de Agbogbloshie en Accra (Ghana), que acumula residuos electrónicos. Es un ejemplo de la necesidad de soluciones cortoplacistas para evitar gastos a costa de contaminar el propio medio, producto de la desigualdad. No está probado que el origen de esos residuos sean países occidentales, la mayoría provienen de uso doméstico. Fuente.
En esta entrada vamos a presentar las propuestas a las crisis medioambientales por parte de aquellos autores que creen que la población es el principal factor que afecta a la crisis.
En el año 1959 el sociólogo O. D. Duncan planteó el modelo del Ecosistema Social basándose en cuatro variables interrelacionadas: la población, la tecnología, la organización social y el medio ambiente. Esta primera aproximación bebe de autores clásicos como Malthus, Durkheim, Weber y Marx; y también de la Escuela Clásica de Chicago (de Esteban y Antonovica, 2011).
Poco después, en 1978, Dunlap y Catton revisaron el modelo de Duncan hacia un nuevo paradigma ecológico que posiciona al ser humano como una especia más dentro del ecosistema y niega la posibilidad del crecimiento ilimitado dadas las restricciones biofísicas naturales. Utilizan una perspectiva analítica y técnica heredada del modelo empírico de Duncan que centra el objeto de estudio de la sociología ambiental en la interacción entre el entorno y la sociedad.
El entorno podría ser natural, inalterado por la humanidad, construido por el propio ser humano o modificado por las actividades humanas. La sociedad se compondría de la población, la tecnología y las organizaciones sociales tales como la cultura, la personalidad de la población o el modelo social. El modelo de Dunlap y Catton considera el medio ambiente como algo que forma parte del ser humano, no como algo externo o «natural». Siguiendo ese modelo podemos agrupar diferentes propuestas para atajar la crisis ambiental: poblacionistas, tecnológicas y sociales. En esta entrada vamos a mostrar las diferentes propuestas poblacionistas, que se centran en la relación de la población humana y los recursos del planeta.
Neo-malthusianos
Para los seguidores de las teorías de Malthus la causa principal de las crisis ambientales es el crecimiento exponencial de la población humana. Según las ideas del sacerdote y economista se producen desequilibrios entre la población y los recursos cuando la primera supera la capacidad de carga de un territorio. Mientras que los recursos crecerían de forma lineal la población crecería de forma geométrica. Cuando la población sea mayor que la que puede soportar el planeta éste empezará a degradarse, se acabará con los recursos y la contaminación haría inviable la vida. Las propuestas básicas que ofrecen son una política antinatalista y un control de la población como única vía viable. El entomólogo Paul Ehrlich escribió dos obras que alertaban de la superpoblación: La bomba demográfica (1968) y La explosión demográfica (1993), muy influidas por esta corriente.
Desarrollistas
Los desarrollistas ponen el foco en la desigualdad como factor principal que provoca tanto la degradación ambiental como la pobreza. De esta forma afirman que el mantenimiento de la pobreza en el planeta es un comportamiento no aceptable y habría que erradicarla. No aceptan los postulados malthusianos en todos los aspectos, aunque sí creen que allí donde se combinan subdesarrollo y crecimiento poblacional se activan sistemas económicos y sociales insostenibles. Para poder sobrevivir en esas situaciones se utilizan estrategias a corto plazo que funcionan, pero que hipotecan el futuro. Por ejemplo el uso de combustibles baratos como el carbón o la boñiga o la acumulación de contaminantes mientras el beneficio va a parar a otros países.
Los desarrollistas afirman que el desarrollo es el mejor anticonceptivo, que a su vez mejora la educación y la posición social de la mujer. Pero igualmente siguen creyendo que hay que controlar la natalidad. Dentro de este grupo destacan los justicialistas que ponen un mayor énfasis en la distribución de la riqueza a nivel mundial. Critican la idea malthusiana de insuficientes alimentos para la población actual ya que el problema no es la escasez sino la dificultad de acceso a los recursos. Existe una desigual distribución de recursos en el planeta con un excesivo uso por parte de un pequeño porcentaje de la población. De esta forma proponen un modelo en el que el subdesarrollo crea la pobreza y ésta a su vez genera crecimiento de población e insostenibilidad.
Pro-natalistas
Esta corriente sigue una linea básica parecida a los desarrollistas pero con marcadas diferencias. Por un lado están los cristianos que niegan que la población afecte a la crisis ambiental y achacan el problema a una pérdida de valores que ha propiciado el crecimiento del consumismo y la insolidaridad, generando, por tanto, la desigualdad.
Por otro lado están las ideas de E. Boserup y J. L. Simon, los llamados incentivistas, que creen que la presión demográfica es un estímulo para el avance de la humanidad. En 1965 Boserup creó un modelo en el que mostraba como la presión demográfica de finales del Mesolítico estimuló la innovación surgiendo la agricultura y la domesticación. Por su parte Simon en 1981 afirmó que el actual crecimiento demográfico estimularía la investigación y los avances tecnológicos; la ciencia se desenvolvería para alimentar a las poblaciones futuras y se solucionarían los problemas medioambientales. La formula que barajan se centraría en que a más gente mayor creatividad, más soluciones y nuevas tecnologías. Ambos autores ignoran el problema de la desigualdad y tienen un exceso de confianza en la capacidad de la tecnología para solucionar problemas.